miércoles, 1 de agosto de 2007

Otra bienvenida

La sociedad nos cohibe. Nos hace ser personas que no somos en realidad.

Que levante la mano todo el que de pequeño, a pesar de su condición masculina heterosexual, le gustaran las muñecas. La sociedad los margina, los mira mal.
¡Load a los visionarios que descubrieron la belleza de las rubias neumáticas mucho antes que el resto!

Que levante la mano esa señorita que porque de pequeña le gustaba hacer deporte le decían marimacho. Perdió a sus amigas, las repipis de la clase.
¡Alabad su buen criterio, ya que gracias al ejercicio físico ahora está para comérsela!

Todo esto va a acabar señores. Han llegado los cruzados del travestismo informático, del ocio electrónico marginal. ¿Cuántas veces os han pillado solos, en vuestro cuarto, haciendo cosas malas?
- ¿Qué mierda haces jugando al juego de Hello Kitty para la Game Boy Advance?
- ¿De verdad te gusta esa mierda de juego que han programado unos pakistaníes hambrientos?
- No juegues a eso tío. En ese juego cantan. CANTAN.

Y es que el mundo de los videojuegos no son sólo Halos, Pro Evolutions y Counter Strikes. No hay que esconderse por echarle más de trescientas horas a un juego en Flash de unos topos rosas que tienen un ataque especial llamado “Sardana mortal” para matar al granjero. No hay que esconderse por jugar a los juegos porno de los años noventa en emuladores. Ya no.

Klimocho y Guachuguo han llegado para seleccionar los mejores juegos avergonzantes de la historia. ¡Ojo! No avergonzantes porque sean malos, sino avergonzantes por salirse de la norma. Por ser juegos de la pocha, de los gladiadores americanos o simuladores de pelar patatas fritas. Porque estén en japonés, coreano o esperanto. Porque la protagonista sea una tierna gatita y nosotros un oso asilvestrado.

Bienvenidos al mundo de los juegos charros. Ya no estáis solos.

Se me olvidaba, actualizamos los viernes. :P

2 comentarios:

Esteban dijo...

Espero que no falte un especial del Zero Wing, aunque ya esté algo sobao.

Guachuguo dijo...

Buena sugerencia, tomo noto. Quizá entre el primero cuando abramos la sección de literatura.